Hoy en el Día Internacional de la Educación nos acordamos de nuestro lema «Educación como motor de Desarrollo» y es que después de muchos años de trabajo en muchos contextos diferentes y con miles de personas, nos sobran las veces en las que hemos podido cerciorar como la educación es el primer eslabón de la gran cadena que mueve el desarrollo de las personas y las sociedades. Pero ¿Que es la Educación para el Desarrollo Sostenible y cómo trabajamos en ello?



La Educación al Desarrollo recoge la denominada educación formal (aquella que cumple con un currículo determinado y que termina con la obtención de un grado o título), pero va mucho más allá, la EPD busca el conocimiento y la comprensión de las diferentes realidades y las causas que explican y provocan la existencia de la pobreza y la desigualdad y condicionan nuestras vidas como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta. Las actividades que se llevan a cabo dentro de los objetivos de Educación al Desarrollo deben favorecer la reflexión sobre la propia vida, partiendo de experiencias cercanas y de situaciones reales que permitan concienciar a las niñas y niños, jóvenes y personas adultas sobre la realidad del mundo globalizado en que vivimos. Por ello desde la red internacional de Agua de Coco llevamos a cabo el Programa de Educación para la Solidaridad Internacional y la Paz (ESIP), que engloba nuestras actividades de Sensibilización (Charlas, jornadas, formaciones, etc.), el proyecto Namana ( de intercambo entre escuelas de Europa y Madagascar), voluntariado (local e internacional) que también se sensibiliza al voluntariado , así como otros proyectos de sensibilización (Malagasy Gospel, BlocoMalagasy…). 

 



¿Qué beneficios tiene la educación para el desarrollo?

La EPD no solamente se encarga de trasmitir conocimientos. Lo más importante es que cada persona tenga un desarrollo social y cognitivo acorde a sus futuras necesidades. Nos esforzamos por enseñarles cuál es camino a seguir y a subrayar su autoestima para que puedan afrontar su vida con todos los recursos a su alcance y con garantías de éxito.

Este tipo de educación es de 360 grados abarca todos los aspectos que necesita una persona para crecer. Entre sus mayores beneficios destacan:

  • El desarrollo del pensamiento crítico.
  • La libertad para pensar es irrenunciable para asegurar el mejor futuro posible en su lugar de origen.
  • Conocer cuál es la realidad económica de su país y los motivos que la provocan.
  • Descubrir por qué términos como la equidad, la igualdad o la justicia son fundamentales.

 

La educación artística y deportiva para la autonomía

Además de la educación formal y la educación para el desarrollo, creemos que la educación complementaria en áreas artísticas y deportivas permiten a los niños, niñas y jóvenes salir de los peligros que entrañan la vida en las calles, además de reforzar la autoestima y autonomía de los menores.

  • La educación artística. El talento innato de cada persona es algo que debe fomentarse y descubrirse. Potenciar la creatividad y las posibilidades de encontrar su camino en la vida nos parece esencial para su desarrollo personal.
  • La educación deportiva. La actividad física no es solo saludable, sino también una manera de socializar y de aprender a trabajar en equipo. Sin duda, es uno de los pilares de nuestra forma de entender la educación en los países en desarrollo.

 

El cuidado del medio ambiente también se aprende

No es posible crear una sociedad próspera y sostenible si no se tiene en cuenta la importancia del conocimiento del medio ambiente para aprender a protegerlo, cuidarlo y sostenerlo.

  • La educación ambiental. El entorno natural es imprescindible y hay que enseñar cómo se cuida y por qué se debe respetar. Enseñamos nociones diversas de sostenibilidad, reciclaje y todo lo relacionado con la obtención de recursos naturales sin provocar daños irreparables.

El objetivo de todos nuestros proyectos educativos es crear sociedades comprometidas con los valores de la sostenibilidad, la igualdad y el desarrollo. Apoyando a nuestros beneficiarios y beneficiarias de los proyectos en los países del sur para que logren la autonomía y así dusfrutar de un futuro mejor, tanto para ellas y ellos como para sus comunidades y entorno en el que viven.

Por todo lo anterior, la educación para el desarrollo es tan imprescindible como esencial. La consecución de los objetivos más optimistas nos sigue animando a trabajar a diario y cada nuevo proyecto educativo supone un reto a superar. Tras décadas dedicadas a esta labor, podemos confirmar con total certeza que este tipo de educación, más que un complemento de la formal, es la adecuada para formar a mujeres y hombres de los países más empobrecidos.