Por Salud García 

 

Madagascar es una isla del índico de 587km2 (algo más grande que España) con una población de 29 millones de habitantes de los que el 53,8% tiene menos de 20 años y una esperanza de vida de vida situada en los 64 años. De estos 29 millones el 80,7% de la población sobrevive con menos de 2,15 dólares al día. 

 

En la última década la población de Madagascar se está enfrentando a una grave crisis alimentaria que se agudiza cada año como consecuencia del cambio climático y que provoca un enorme repunte de la pobreza. Según el último informe oficial IMP (Index Multidimensional Poverty 2023) en el que se analizan las diferentes dimensiones de la pobreza se muestra cómo el 68,4 % de la población de Madagascar (más de 19 millones de personas en 2021) es multidimensionalmente pobre, es decir, carecen de al menos dos de estas tres necesidades básicas: viven con menos de los recursos suficientes para una vida digna (50,6%), no tienen acceso a sanidad (17,6%) o a la educación (31,6%).

 

En este contexto, la situación de la mujer en Madagascar es aún más complicada ya que debe hacer frente a los altísimos niveles de desigualdad en cuanto a acceso a la educación en niveles superiores y por lo tanto al mercado laboral, a la perpetuación de los roles de género que restringen su autonomía y depositan en ellas gran parte de (o todas) las responsabilidades  familiares, y a la violencia de género, traducida en altísimas tasas de agresiones físicas y sexuales, explotación sexual o trata. 

 

A pesar de haber sido un país gobernado por tres mujeres de manera consecutiva antes de la colonización francesa, actualmente la presencia de mujeres en la política estatal está lejos de ser igualitaria. En 2022 tan solo el 18,5% de los escaños en el parlamento estaban ocupados por mujeres. 

 

Principales peligros por ser mujer

 

Responsabilidades en el hogar desde edades tempranas

Nacer niña en Madagascar te expone a un gran número de situaciones complicadas durante las diferentes etapas de tu vida. Bien es cierto que el acceso a la educación en niveles de primera de niños y niñas está cada vez más igualado, a las niñas no se les exime de los cuidados del hogar desde edades tempranas, que deben compaginar con los estudios y en muchas ocasiones con trabajos informales. Según datos del último informe de igualdad de género de Naciones Unidas las niñas y mujeres mayores de 5 años dedican de media el 14,6% de su tiempo a cuidados y trabajos domésticos no remunerados, en comparación con el 2,8% que dedican los hombres.

Matrimonio y embarazo precoz

Para millones de niñas en Madagascar el paso de la infancia a la madurez es un salto a la piscina del matrimonio precoz o a la maternidad como consecuencia de la pobreza en el seno familiar y de la falta de educación sexual y de métodos anticonceptivos. Esto hace que las jóvenes menores de 18 años terminen acatando las exigencias de un matrimonio concertado o asumiendo las responsabilidades de sacar adelante ella sola a uno o varios hijos. En 2022 el 40% de las mujeres entre 20 y 24 años reconocían haber contraído matrimonio antes de los 18 años, y según datos del Ministerio de Sanidad de Madagascar en 2023 el 32% de las mujeres quedan embarazadas antes de cumplir la mayoría de edad. Ambas situaciones conllevan el abandono de los estudios en niveles de educación primaria o primeros años de secundaria, lo que las aleja del mercado laboral formal y las relega a la pobreza. 

Empleo informal

El empleo informal es la realidad de gran parte de la población en Madagascar, pero en el caso de las mujeres esto es aún más habitual.  En las pequeñas explotaciones agrícolas generadoras de los alimentos necesarios para la familia o la comunidad cuyos excedentes se venden en el mercado local, suelen ser ellas quienes trabajan. La Encuesta Periódica de los Hogares de 2022 de la Organización Internacional del Trabajo, vislumbra que en Madagascar la diferencia entre hombres y mujeres productores de alimentos de subsistencia es de 524.000 mujeres frente a 117.000 hombres. 

 

Prostitución y explotación sexual

Pero en el caso de las mujeres el empleo informal no se resume a las labores agrícolas, existen muchas otras tareas que forman parte del universo femenino de Madagascar, como por ejemplo, la prostitución. La explotación sexual de niñas menores y la prostitución de mujeres adultas es una parte importante de la economía de la isla como parte del negocio del turismo sexual. La extrema pobreza y la falta de otras fuentes de ingresos lleva a miles de mujeres a recurrir a ella para salir adelante y sacar adelante a su familia. 

 

Ser mujer en Madagascar no es sencillo, aún así la fortaleza y la resiliencia ante todo tipo de situaciones adversas hacen de las mujeres de Madagascar un ejemplo de resistencia. Pero podemos ir un paso más allá y apoyarlas para allanar su camino y que puedan llegar a donde ellas quieran en sus vidas.

 

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