Fanantenana, Música para la Esperanza es un documental de Agua de Coco con el que queremos mostrar como la música puede ayudar a la infancia del sur de Madagascar a adquirir las herramientas necesaria para alcanzar un futuro mejor. Para mostrarlo hemos contado con la colaboración de los artistas Jairo Zavala (Depedro) y Kilema, que han recorrido la isla desde la capital, Antananrivo, hasta Tulear, al sur y donde se encuentran la mayoría de nuestros proyectos y el CASEM, mostrando el valor de la música en la Isla Roja y conociendo la realidad de la infancia.

El rodaje del documental comenzó el pasado 5 de abril, momento en el que los artistas y el equipo técnico, formado por Salud García (Dirección), Federico Arco (Dirección de Fotografía), Jesús Ruiz (Técnico de sonido), Laura Tejada (Ayudante de Producción) y Luis Alberto González (Periodista), aterrizamos en Antananarivo tras muchas horas y tres escalas.

Música y familia

 

La primera parada fue en la casa de un familiar de Kilema, donde toda la familia nos acogió con los brazos abiertos y muchísimo cariño. En esa primera parada pudimos ver lo que significa la familia en Madagascar, y la música en una familia como la de Kilema, donde la mayoría de los hermanos y hermanas se dedican a la música. El recibimiento de Kilema y la alegría de esa casa nos sobrecogió a todo el equipo.

 

RN7, COLUMNA VERTEBRAL DE MADAGASCAR

Fotografía de Luis Alberto González

Tras Tulear seguimos nuestro camino hacia Fianarantsoa, un viaje que se hizo más largo de lo esperado, pero que nos permitió ver una imagen panorámica del entorno rural del centro de Madagascar, lleno de arrozales, de familias que caminan al borde de la carretera vestidos de domingo de Pascua, de madres que caminan con la supervivencia en su rostro y una ristra de hijos tras sus pasos. Ya allí, nos alojamos en el primero de los proyectos de Agua de Coco en Madagascar, la Granja Escuela de Fianarantsoa.

Continuando el camino hacia el sur, haciendo una pequeña parada para pasar la noche en el entorno natural del Parque Isalo, en Ilakaka, donde el verde comienza a volverse roca y se empieza a vislumbrar el ambiente arenoso de la siguiente etapa, las minas de Zafiro de Antsoamadiro.

 

PIEDRAS DE DESESPERANZA

Fotografía de Laura Tejada

Llegamos al lejano oeste y la fiebre del oro, lo que en Madagascar corresponde a Antsoamadiro y la búsqueda de zafiros. Allí nos encontramos, con José Luis Guirao, presidente de Agua de Coco que vive en Madagascar desde hace más de 20 años. Él será quien nos abra las puertas de ese entorno y quien nos muestre las historias de quienes llegaron a ese rincón en busca de una vida mejor arrastrados por las promesas de los zafiros, madres jóvenes con muchos hijos a su cargo que se refugian bajo lo que aspira a ser una casa, pero se queda en apenas unas ramas adheridas a varias telas de saco creando un minúsculo espacio que les resguarda del sol abrasador. Sambatha, una joven de 18 años residente en nuestra Casa Hogar de Tulear, pero procedente de Antsoamadiro ejerce de guía llevándonos a la zona de minas en la que muchos de sus familiares siguen trabajando y donde ella lo hizo hasta los 11 años. La arena, el barro, el ambiente cálido y húmedo envuelven una zona de tierra llena de perforaciones distribuidas anárquicamente, donde cada familia deposita su única esperanza en encontrar a los 5, a los 10 o a los 20 metros, las preciadas piedras preciosas. Nos vamos de allí con la sensación agridulce de haber mirado a un pozo oscuro, donde un entra un rayo de luz en forma de esperanza; la gran mayoría de los niños y niñas que correteaban entre los agujeros están escolarizados en la escuela de los Zafiros y comienzan a ver un futuro más allá de los zafiro

Fotografía de Laura Tejada

MÚSICA Y RITMO DE TULEAR

¡Llegamos a Tulear, la urbe del Gran Sur! Los pousse pousse y la actividad constante llenan la ciudad. La música del CASEM da ritmo y pone rostros a la ciudad, donde conocemos las historias de muchas de las estudiantes del centro. Durante los próximos días nos adentramos en la actividad de la escuela de música, Jairo y Kilema se emplean a fondo para compartir su música con las integrantes de la Malagasy Gospel y Kilema nos adentra en su Tulear natal.

Cerramos la semana con el Alahady Festival, pero eso…no se puede contar, hay que verlo…¡Fanantenana!