Entrevistamos en Battambang (Camboya) a Jose Luís Guirao presidente y fundador de la red internacional Agua Coco. Nos recibe con una amplia sonrisa y afablemente, con un coco abierto entre las manos y sentado en el banco de una plaza donde se encuentra una pagoda importante para la historia de Agua de Coco. Allí al lado empezó todo con el centro de formación a las familias de la calle en La Casa del Agua de Coco. Su semblante muestra el cansancio del que acaba de realizar un largo viaje y de una persona que lleva un día a día trabajoso e intenso. A pesar de ello, José Luis está relajado, feliz y satisfecho.
¿Qué te trajo hace 25 años a Camboya?
A mi me trajo a Camboya el ser veterinario. Vine con Veterinarios Sin Fronteras de Francia para ayudar a la reinserción social de los camboyanos en el medio rural. Pero el sentimiento que me despertó una niña pequeña que se llama Quía, que vivían en la calle, cambio mí vida. Quía tenía 7 años en la época y ahora tiene 32, acabamos de verla en su casa con sus siete hijos. Esta mejor… no está perfecta, pero tiene una vida más o menos feliz. Tiene una casa, una familia y una responsabilidad. Esta niña me llegó al alma y me hizo reflexionar y decidir que quería hacer algo por esos niños y niñas de la calle, por esas familias que sufrían tanto. Mi trabajo como veterinario era importante, pero empezó a pasar a segundo plano. Con Quía pasamos muchas cosas juntos. Muchas necesidades y enfermedades porque la vida de una niña de la calle desde los 7 a los 15 está llena de peligros, drogas, prostitución, enfermedades, etc. Y para mi, verla hoy 25 años después, es una alegría y un orgullo, saber que esta niña nos acompaña y sobre todo que me ha acompañado a mi durante estos 25 años, me enorgullece. Es esa llama que tengo en mi interior que hace que quiera que ninguna niña o niño de esa edad, que la gente de la calle en situación de pobreza tenga que sufrir la que ha sufrido Quía durante todos estos años. Y que todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades que las mías. Sigo luchando porque todos podamos conseguir las mismas cosas seamos quienes seamos, y vengamos de donde vengamos. Quía siempre ha sido esa vela encendida en mi corazón, la que me hace seguir avanzando todos los días.
¿Cómo comenzó Agua de Coco?
Aquí en Battambang, en Camboya, hace 25 años comenzó todo. Estamos en esta pagoda, y aquí justo al lado hemos visitado el primer centro de formación de familias de la calle de Agua de Coco. En Camboya durante los primeros años estuvimos haciendo un trabajo de reinserción social de las familias de la calle. En ese momento estaba acabando la guerra de la Jemeres rojos y había muchísimas familias en la calle, mucha gente mendigando, muchas personas con amputaciones por las minas antipersona. Entonces era un trabajo muy social porque había mucha necesidad social en la calle. Y empezamos simplemente hacer un centro de formación y reinserción de familias de la calle. Eran 50 familias de mujeres abandonadas con muchos niños y niñas a su cargo. Y ahí empezó todo, con un trabajo de formación, educación e integración de esas familias que habían quedado abandonadas por los problemas generados por la guerra.
¿Por qué nos llamamos Agua de Coco?
Nos llamamos agua de coco porque hace 25 años al proyecto había que darle un nombre. Y yo no quería que fuera un nombre triste, quería un nombre que dijera algo y que detrás de esas palabras hubiera algún sentido. Y agua de coco en la época de la Jemeres Rojos era el nombre del suero glucosado que se les daba a las personas enfermas y a las personas que estaban en malas condiciones en la época de la guerra. Agua de coco era el nombre de la casa donde dábamos ese suero glucosado a las familias que más lo necesitaban.
¿Por qué Agua de Coco paso de ser un proyecto asistencial de ayuda a familias necesitadas a ser un proyecto basado en la educación?
En nuestra organización nuestro lema es la “educación como motor de desarrollo”, desde los primeros años hemos ido evolucionando, nos dimos cuenta de que la educación era fundamental, y sobre todo la formación de base. En todos los proyectos en los que trabajamos hay una idea transversal que es la educativa, en los proyectos artísticos, musicales, deportivos, sanitarios, o de lucha contra todo tipo de ilegalidades, la base es la educación. No todos los proyectos que tenemos son educativos, pero en todos la idea transversal es la educación.
¿Cómo se convirtió en una red Agua de Coco?
La red Agua de Coco empezó porque queríamos crear una red internacional, que apoyará nuestros proyectos. No queríamos que este proyecto se quedara en la figura de una persona, ni de una familia, ni en un contexto específico. Queríamos que fuera un proyecto más amplio, que esta idea de política social de desarrollo que llevamos a cabo en estos países, se ampliase. Entonces por eso con todas las personas voluntarias próximas a mí y al proyecto, que han pasado por todos estos países durante estos 25 años, se ha organizado la red de Agua de Coco que tenemos hoy en Andorra, España, Francia, Suiza, en Suecia, en Hungría, en Madagascar y Camboya. Para dar solución a estas problemáticas sociales, pero con una visión internacional, y variada, de una serie de personas que tienen una educación, una cultura, y una visión del desarrollo diferente. Pero eso hace que sea más completa la visión del desarrollo que tiene la fundación Agua de Coco, ya que recibe aportaciones de toda la red internacional que la forma.
¿Por qué el voluntariado ha sido importante para Agua de Coco en estos 25 años?
Para agua de Coco el voluntariado ha sido fundamental, las voluntarias y voluntarios que han estado estos 25 años ayudándonos han hecho posible que esto se haga realidad. No se podría haber hecho nada sin ellas porque son las personas que lo dan todo. Tenemos voluntarias y voluntarios que están desde el comienzo, otros que se han ido quedando por el camino por diferentes circunstancias, y otros que se han ido incorporando. Pero el voluntariado ha sido una parte fundamental del día a día de nuestra fundación.
¿Cómo es trabajar en el día a día en países como Camboya y Madagascar?
El día a día del personal de Agua de Coco que estamos en estos países no es nada fácil. Es muy importante lo que hacemos y lo tenemos muy presente, y nos encanta, pero es muy complicado. Porque estamos rodeados de esa injusticia y de esa desigualdad, de esa lucha de poder, de ese no respeto a los derechos de las personas y eso está ahí diariamente. Estamos cerca de las personas que padecen esas injusticias y desigualdades, y a la vez también estamos cerca de personas que quieren que eso no se resuelva y se mejore. Tenemos que resolver muchos problemas diariamente y eso hace que los días sean muy intensos y difíciles, pero también son muy bonitos y gratificantes porque se consiguen muchos objetivos, muchos resultados. Trabajar en estos países es muy difícil pero muy enriquecedor, los objetivos son los que hacen que te puedas levantar todos los días, y que te acuestes deseando que el siguiente día empiece para poder conseguir otros objetivos.
¿Cuál es tu balance de estos 25 años?
Yo personalmente estoy muy satisfecho de estos 25 años, hubiera querido hacer más cosas, hubiera querido conseguir más objetivos. Yo me pongo metas muy importantes, también me las pongo muy a largo plazo por sé que el desarrollo y lo que estamos haciendo no es fácil, no se hace de un día para otro. Pero yo hubiera querido conseguir mucho más y hubiera querido cambiar el mundo. Y que no hayan más problemas con niños, mujeres, y gente con discapacidad, que padecen desigualdades o falta de respeto a los derechos humanos. Pero, en fin, eso desgraciadamente existirá… Me hubiera gustado conseguir muchas más cosas, pero tenemos muchas dificultades en el día a día y esos objetivos queremos conseguir a veces no son fáciles. Y creyendo que algún día se conseguirán, a día de hoy son imposibles, y estamos lejos de conseguirlos. Pero yo estoy muy satisfecho y feliz de las cosas maravillosas que hemos hecho, y del impacto tan bueno que hemos tenido en muchas sociedades y en muchos países.
Pero insisto que tenemos mucho trabajo por hacer juntos, y lo vamos a ir consiguiendo poco a poco. Nuestras metas son muy importantes, y creo vamos a llegar a conseguir esas metas en los años que van a venir, a través de los objetivos que nos estamos poniendo día a día.
¿A nivel personal, qué sacrificios ha supuesto está implicación tuya en el desarrollo de la fundación Agua de Coco?
Bueno a nivel personal no ha sido fácil ni para mí, ni para mi familia. Yo sé que a mi madre, a mi padre que en paz descanse, a mi hermano, a mi hermana, a mi familia (hoy mi mujer, y mis niñas), pues les cuesta que Jose Luís Guirao, su hijo, hermano, marido, y padre, haya estado y esté implicado en este proyecto, que viaje mucho, que no pare las 24 horas al día, que siga luchando por este ideal que me planteé hace muchos años, y que me sigo planteando por muchos años. Así que le quiero dar un agradecimiento y un homenaje especial a mi familia, que no ha parado nunca de ayudarme, de estar a mi lado, y de estar apoyando a la fundación Agua de Coco que tanto queremos en casa. Así qué para mi madre, mi padre, mi hermano, mi hermana, mi mujer, y mis niñas un agradecimiento especial, porque estos 25 años han sido posibles gracias a su implicación y apoyo constantes.
¿Cómo te imaginas Agua de Coco en 25 años?
Nosotros estamos aquí para la luchar contra las desigualdades y la injusticia social, por temas de género, discapacidad, y derechos humanos. En un mundo ideal lo mejor sería que dentro de 25 años nuestros objetivos estuvieran cumplidos y no hiciera falta seguir luchando.
Pero la realidad es que estamos lejos de conseguirlos, y por eso estamos aquí, esa lucha diaria por la igualdad y la justicia es la que nos hace fuertes. Y queremos que un día mejore y acabe, pero no sabemos si dentro de 25 años tendremos que seguir porque no haya sido posible acabar con esta problemática social.
Por ello en 25 años imagino, espero y deseo que Agua de Coco siga de una forma diferente. Muchos de los que estamos aquí, ya no estaremos, pero otros sí. La política de desarrollo de Agua de Coco no se ha construido alrededor de una persona. Se empezó por una persona, pero hoy somos un grupo muy importante y sólido de gente que somos la base de esta fundación. Y dentro de 25 años espero que estemos presentes en algún país más, y que esta idea que comenzó hace 25 años siga otros 25 y muchos más, pero que se siga reflexionando y madurando para ser mucho más fuerte y profesional.