Me llamo Thoeurn Sok. Nací en Camboya, en la provincia de Pursat, hace 35 años. Antes de trabajar con Agua de Coco fuí monje durante diez años.
Cuando era monje conocí a Eva, gerente de Agua de Coco, y me comentó la posibilidad de trabajar con Agua de Coco aquí en Camboya y me animó a presentarme al puesto.
En este momento estaba dejando la orden religiosa y tenía mucho interés en lo que estaba haciendo Agua de Coco. La educación y el trabajo social siempre han sido importantes para mi y estaban relacionados con la carrera que hice que era Inglés para educación y la enseñanza.
Empecé a trabajar con Agua de Coco en 2016. Cuando llegué, no sabía nada, pero aprendí mucho del contacto con el equipo y sobre todo de los voluntarios y de las voluntarias. He adquirido mucha experiencia y más confianza. Hasta ahora he gestionado al equipo, escribo los informes, hago visitas a las familias, doy clases de pedagogía a los profesores y también sigo dando clases de inglés cuando hace falta.
Me gusta mucho mi trabajo porque me hace feliz y me ayuda a ser mejor en otras partes de mi vida. Me permite también ganar dinero para mantener a mi familia. Me hace muy feliz poder ayudar la gente de Camboya. Tengo una muy buena relación con las familias que son siempre muy simpáticas conmigo.
Para mi la existencia de Agua de Coco ha sido muy importante porque ayudamos los niños y las niñas desfavorecidas a seguir estudiando incluso cuando las condiciones de vida no son idóneas para hacerlo. Por ejemplo, en las familias más humildes, los padres y madres no estudiaron y muchas veces no entienden porque la educación es tan importante y el poder que tiene para mejorar su vida. Nosotros, que estamos convencidos de la importancia de la educación, hablamos con las familias, y muchas veces entienden, se adhieren, y al final, defienden el derecho a la educación para todos y todas. También les damos algunos consejos para animar a sus hijos e hijas cuando pierden su motivación. Tanto las becas escolares como el seguimiento regular con las familias y con las y los jóvenes son maneras de tener un impacto grande como organización.
Me siento muy orgulloso del trabajo que estamos haciendo. Hemos mejorado mucho a lo largo de los años, y hemos crecido bastante. La gente nos conoce, y también las entidades políticas como los jefes de las aldeas y de los pueblos reconocen nuestro trabajo. La gente habla de nosotros porque ven lo que estamos haciendo de forma concreta en su comunidad (las escuelas, la ayuda para construir casas, etc).
Pero en cierta forma, ojalá que en el futuro no seamos necesarios ni en Camboya, ni en otros países en los que Agua de Coco está presente.