Con motivo del 25 aniversario entrevistamos a Isabel Guirao, patrona de Agua de Coco pero también voluntaria y colaboradora desde hace 25 años.
Buenos días Isabel: ¿Nos puedes contar cuando, por qué y como empezaste a colaborar con Agua de Coco?
Desde el primer día. Mi hermano pequeño, «el chico» -José Luís Guirao-, nos pidió ayuda desde Camboya hace ya 25 años y todos respondimos a una. Por aquel entonces queríamos mandarle dinero para que le diera de comer a los niños de la calle, pero no podíamos hacerlo sin una estructura que garantizara la trazabilidad y transparencia de los fondos enviados. Entonces apenas sabíamos lo que era una ONG pero nos informamos y nos constituímos en una. Al principio le apoyamos la familia, la Agrupación de Coros y Danzas de Granada dónde mis hermanos y cuñadas bailaban, y en la Asociación de Viudas de la Universidad, promovida por mi tía Encarna Guirao, hermana de mi padre. Aquel primer concierto por los niños de Camboya fue emocionante; conseguimos llenar el espacio y fue la presentación oficial de la ONG en Granada.
¿Qué haces exactamente? ¿En qué tipo de proyectos te has implicado?
Actualmente soy patrona de la Fundación.
He ido una vez a Camboya y dos a Madagascar, comprobando in situ el alto impacto de lo que hacemos con las personas más desfavorecidas y en las comunidades dónde nos asentamos. Lo que más me interesa de todo, es convertir Agua de Coco en un ejemplo de cooperación que pone la condición de discapacidad e inclusión como un valor para la organización. Trabajadores, voluntarios y beneficiarios con discapacidad han aportado a la organización una nueva mirada, nuevos e innovadores proyectos y un futuro por delante a recorrer. También estoy muy interesada de reivindicar el papel del voluntariado en la ampliación de redes naturales de los usuarios y como agentes de cambio para una sociedad más sostenible e inclusiva que ponga el foco en las relaciones interpersonales y en valores de solidaridad, empatía y participación por el bien común.
¿Qué te aporta Agua de Coco?
La posibilidad de apoyar a mi hermano en algo en lo que creo, la oportunidad de ejercer mi solidaridad y de trabajar con un equipo increíble de profesionales, voluntarios y patronos que se dejan la piel por la Fundación y por conseguir un mayor impacto.
¿Me puedes contar un momento importante, feliz… una anécdota que recuerdes relacionada con Agua de Coco?
Hace 10 años, cuando conocí a Harris y Mami en un centro en el que los tenían acogidos. Las condiciones en las que vivían eran infrahumanas; estaban apartados allí por su pluridiscapacidad. Cuando les oí cantar, creí estar escuchando un coro de ángeles cantando gospel. Fue mágico. Cada vez que les oigo cantar en algún escenario del mundo, recuerdo aquel primer momento y al mirar a mi hermano José Luís, los dos lloramos recordando dónde los encontramos.
¿Cómo te imaginas Agua de Coco en 25 años? ¿Qué deseas para Agua de Coco?
Seremos una gran red, llena de nudos fuertes y robustos.
Seremos una referencia en cooperación internacional inclusiva.
Tendremos un claro impacto local en los territorios en los que estemos y en las personas a las que atendamos.
Seremos un motor de desarrollo local, con influencia en políticas públicas de apoyo a los más vulnerables.
Seremos una red de personas voluntarias, socias, profesionales. con un claro compromiso hacia las personas, con prácticas éticas en el trato a las personas atendidas.
Seremos sostenibles pues habremos desarrollado modelos de negocio sostenibles y con impacto social.
Seremos la FUNDACIÓN AGUA DE COCO, de la que todos nos sentiremos orgullosos.