Una de las claves que más se han tratado en la 27 Cumbre del Cambio Climático de Naciones Unidas celebrada en Egipto ha sido la creación de un fondo de ayuda para los países más vulnerables frente a las consecuencias del cambio climático. Esta ha sido la primera cumbre climática celebrada en África, eso ha hecho casi obligatorio poner el foco en los países más afectados por las consecuencias del cambio climático, países que en su mayoría se encuentran en el continente africano. Sin embargo, la creación de un fondo de ayudas para responder a las consecuencias no acaba con el problema. En un país como Madagascar podemos ver uno de los mayores contrastes del cambio climático y como los daños del mismo son cada vez más extremos e irreversibles.
Biodiversidad, ciclones y sequía. Los grandes contrastes del cambio climático
Madagascar es mundialmente conocida por su gran biodiversidad y se encuentra en el puesto 15 de los países con menor huella de carbono, sin embargo sufre una de las peores sequías de la historia. Tras 40 años de sequía extrema caracterizados por periodos de lluvias cada vez más cortos y irregulares, las épocas de lluvias de los últimas dos años han traído hasta un 60% menos de precipitaciones de las esperadas, dejando como consecuencias la escasez de agua para consumo humano, producción agrícola, proliferación de plagas, disminución de cosechas y por lo tanto, aumento del precio de los alimentos de la cesta básica. Además en 2022, la isla del Índico fue golpeada por seis ciclones tropicales entre enero y abril de 2022, dejando a su paso a 214 víctimas mortales y a unas 571.100 personas afectadas.
Los daños provocados por el paso de los ciclones se estiman en 160 millones de € entre los que se incluyen las enormes pérdidas en los cultivos y las pérdidas totales de los medios de subsistencia de miles de familias, así como la pérdida de hogares y escuelas.
Consecuencias a la infancia y la educación, daños irreversibles
Debido a los efectos combinados de los ciclones y la pandemia de COVID-19, la mayoría de los estudiantes de Madagascar perdieron entre 4 y 10 semanas de tiempo de aprendizaje en la escuela. Y un gran número de menores (110.000 aproximadamente) se vieron arrastrados hacia la explotación laboral infantil.
Otro efecto directo sobre la infancia es el repunte de enfermedades infantiles como la diarrea, la malaria y las infecciones respiratorias o la desnutrición. Se estima que 500.000 niños menores de 5 años se encuentran en riesgo de sufrir desnutrición aguda. De estos, 110.000 estarían severamente desnutridos.